Mientras más de 2,5 millones de medellinenses duermen, Duván Pérez le entrega lo mejor de su labor a la ciudad.
Este hombre le ha dedicado 20 de sus 43 años de vida a la recolección de desechos.
“Mientras hay familias que descansan, que tienen ese tiempo para contemplar a sus seres queridos, nosotros estamos haciendo de Medellín la verdadera ciudad bonita”, afirma este recolector de basura de Empresas Varias de Medellín (Emvarias).
A las 9 de la noche comienza su jornada, recorriendo la ciudad, recogiendo las bolsas de basura que a diario dejan en las calles.
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Duván es padre de tres niñas a las que poco puede ver porque en el día debe descansar.
“Uno se levanta de todos modos cansado, todavía del trajín de la noche, pero es el amor, con el mismo amor que se viene a laborar, esas fuerzas infinitas que sacamos por laborar para nuestra ciudad, las saco para poder salir adelante con mis hijos”, asegura.
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Sus precauciones aumentan cuando debe trabajar en la recolección de desechos en clínicas, lo que lo obliga a tomar medidas especiales; otra de sus luchas son los habitantes de la calle que abren las bolsas y riegan la basura.
“Gran parte de la comunidad que de pronto no agradece esta labor, no entienden que cada bolsa de basura en una esquina, cada bolsa que este en el lugar que no debe ser adecuado, es un problema de salud”, explica.
Las 24 horas del día el carro de basura recorre la ciudad, pero son ellos los encargados de que Medellín quede como una ‘tacita de plata’.
“Se arriesgan, pero lo hacen con mucho amor, ellos lo hacen con el compromiso, sabiendo de que ellos están manteniendo la ciudad limpia, en estos momentos de crisis de pandemia”, opina Edison Andrés Escobar, auxiliar operativo de Emvarias.
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Cuando vuelve a su barrio, ve a las personas saliendo a trabajar y se siente orgulloso de cumplirle a la ciudad, por una noche más.