Las víctimas, que serían por lo menos cuatro menores, eran llevadas por el sujeto a zonas periféricas de Cajicá y allí las accedía.
Según las autoridades de Cundinamarca, era una niña de 12 años la que convencía a las potenciales víctimas de que se subieran al vehículo de servicio público que conducía el capturado.
“Uno de estos casos fue en su residencia”, señala el coronel Edwin Chavarro, comandante de la Policía del departamento.
Revelan las autoridades que además de amarrar a las menores, posteriormente las amenazaba para que no contaran nada.
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