La bitácora del Rapsodya, en donde navegan los tripulantes de los 3 cruceros, señala el día 66.
Del barco ya han bajado costarricenses, hondureños y hoy les toco a los guatemaltecos. La Armada de ese país subió al buque y, para autorizar la salida de sus compatriotas, les tomó la temperatura a todos los pasajeros. Después de 4 horas, los llevó en una lancha rápida a puerto.
Los 255 colombianos esperan que la Cancillería les autorice entrar al país. Uno de ellos es Abid Jiménez, un barranquillero que cuenta lo difíciles que han sido los días. Dice que sueña con regresar a casa para poder ver y estar con su hijo de 7 años y sus padres.
Otro de los tripulantes es Carlos González, oriundo de Facatativá, que lleva 17 años embarcado, encargado de los vinos en el barco. Hoy, un computador es la ventana para estar con su familia.
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Así es la vida en el Rapsodya para estos 255 colombianos que esperan la autorización de la Cancillería de Colombia para poder desembarcar en donde y como la Armada Nacional diga. Todos están sanos.