Gabriel Jaime González dice que está vivo de milagro. En medio de la avalancha, cuando la fuerza del lodo rompía las paredes de su casa, él y sus hijos flotaron gracias al enser.
“Me paro encima de la cama y se llena instantáneamente la pieza. Empezamos a navegar encima del colchón. Se desprende el muro y salimos de una vez navegando por encima del lodo. Llegando al río reaccionamos y nos tiramos. Nos quedamos encima de una isla de rastrojos. Nos quedamos unos dos minutos mientras que mermó”, declaró.
El colchón que lo salvó a él y sus pequeños lo compró a crédito hacía dos semanas, por 150 mil pesos.
“Me siento contento, porque gracias a Dios ni a mí ni a mis hijitos nos pasó nada” añadió el sobreviviente.
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