María Teresa Restrepo descubrió una pasión donde menos los esperaba. Lo hizo al igual que Deiber Arredondo, un exmiembro del Ejército víctima de una explosión.
El tiro deportivo es una disciplina que requiere de concentración y mucha claridad mental. Dos características que, sin duda, tienen María Teresa Restrepo y Deiber Arredondo, dos víctimas de la violencia que se superaron a través de la práctica deportiva.
En ocasiones, la vida pone obstáculos, pero cada uno se encarga de pasarlos o quedarse ahí. Es el caso de María Teresa y Deiber David, quienes por circunstancias diferentes hoy no pueden caminar.
"Iba a cumplir 10 años, mi madre me mandó a hacer un mandado y lamentablemente una bala perdida me tocó a mí, pero gracias a Dios he salido adelante", afirma María Teresa.
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Deiber, por su parte, cuenta que se quedó sin piernas tras la activación de una carga explosiva en una bodega.
“Al ingresar, la detonaron por medio de una llamada telefónica, la señora que atendía murió y mis compañeros quedaron afectados por esquirlas y a mí me amputaron”, señala.
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María Teresa lleva 30 años en una silla de ruedas y eligió el tiro deportivo con un objetivo especial.
"Al principio, por terapia, porque le tenía miedo, pero he sabido controlarlo y ya, para mí, este deporte ha sido lo mejor", comenta.
Deiber David pertenecía al Ejército colombiano y su pasión por las armas lo llevó a elegir este deporte hace seis años.
"Lo que uno aprende es a combatir, combatir es diferente a esto. A mí me han gustado las armas, no gusto por hacer daño, sino por el sonido, cómo se mueven, por eso me gusta el tiro", explica.
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Armados de valor, rodeados de municiones, las mismas que un día casi les quitan la vida, hoy se las devuelve para apuntar a un futuro mejor, cargado de triunfos y logros.
Precisamente, María Teresa y Deiber, quienes viven en Medellín, estuvieron recientemente en Cali participando del Abierto Internacional de Tiro Paradeportivo.
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