“No solo es la enfermedad mía, sino sobrellevar la enfermedad de ellos. Yo todos los días mantengo con dolores, a veces no me provoca levantarme de la cama para nada”, cuenta Aidalí Torres Pérez, paciente de cáncer, residente en Bello Antioquia.
Los días durante esta cuarentena se hacen cada vez más tristes. Esta familia les hace el quite a dos monstruos: el COVID-19 y a la idea de perder la vida, luchando con el cáncer medular de tiroides.
“Yo soy el único que trabajo. Acá en la casa me toca pagar arriendo, servicios y hay días que me toca dejar de trabajar por colaborar para conseguir los medicamentos”, señala Jonathan Arias, esposo de Aidalí.
Lo han compartido todo, incluso los dolores y las cicatrices, se han visto en el mismo hospital y siempre han estado sonrientes.
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Desde hace cuatro años que Aidalí descubrió que heredó esta enfermedad su vida ha sido un tormento, sus hijos sufren por el mismo diagnóstico y solo les queda esperar un milagro.
“Yo prefiero irme para que me quiten esta enfermedad, estar juntos nosotros cuatro y que nos quiten esto”, expresa Juan José Arias, hijo de Aidalí.
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Más que el sueño americano, viajar a Estados Unidos se ha convertido en una esperanza de vida para esta familia y poder recibir allí un tratamiento a tiempo.