Jimmy Ibarra, guatemalteco criado en Colombia, es uno de los 3.500 empleados que salieron del Circo del Sol tras el anuncio de quiebra debido a la pandemia del coronavirus.
“Más que un golpe bajo, ha sido un golpe sentimental”, señala.
Y es que este acróbata hizo parte del Circo del Sol durante 14 años; se encargaba de uno de los actos más riesgosos: la rueda de la muerte.
“Era una de los actos con más adrenalina. Lo que intentamos hacer era mezclar lo que era la fuerza de gravedad con la acrobacia. Fue uno de los actos con más nombre en el Circo del Sol”, reconoce Jimmy Ibarra.
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Recuerda que inició vendiendo cigarrillos en las calles de Medellín y luego entró al mundo del circo.
“Mucha disciplina, muchos sueños, muchas ganas de seguir subiendo montañas. Cuando estuve en la cima fue el sueño de mi vida”, dice.
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Aunque asegura que el enemigo número uno del acróbata es el miedo, terminó siendo una pandemia lo que llevó a despedir al personal del circo.
Sin embargo, él no se rinde: “Ahora reestructurarme financieramente, los sueños de una escuela de circo en Medellín van a seguir presentes”.
Jimmy extraña las noches de adrenalina y la energía del público, pero está convencido de que en alguno momento volverán, así como sus acrobacias.
“Esto es una máquina de sueños, volverá a caminar”, precisa.
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