La niña de seis años estalló en llanto al abrazar a la mujer que le dio la vida, una trabajadora de la salud que vio así recompensado su sacrificio.
Lo que parecía un día como cualquier otro para la pequeña Oyku se convirtió en uno de los más emotivos de su corta existencia.
Ozge Kocak, su mamá y trabajadora de la salud, llegó de sorpresa a donde la niña se encontraba y se fundieron en un abrazo.
Las lágrimas de la niña parecían un reclamo de amor a su madre, una trabajadora de la salud que había sacrificado lo que más quería en la vida, para atender a pacientes con coronavirus en una clínica de Turquía.
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Tuvo que pasar un mes antes de que madre e hija se reencontraran y protagonizaran uno de los abrazos inolvidables que deja esta pandemia y que marcará por siempre la historia de una humanidad sometida al confinamiento.
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