El documento analiza el uso de polémicos procesos de interrogatorio a sospechosos y miembros de la red Al Qaeda retenidos en instalaciones secretas en Europa y Asia en los ocho años posteriores a los atentados del 11 de septiembre de 2001 (11-S).
Según el estudio, los detenidos tras los atentados contra las Torres Gemelas de Nueva York sufrieron prácticas como la privación de sueño durante más de una semana y la amenaza continua de que no iban a salir vivos de la custodia a la que estaban siendo sometidos.
Entre otras cosas, el texto indica que, con la aprobación del personal médico de la CIA, al menos cinco de los prisioneros fueron sometidos a procedimientos "médicamente innecesarios" de "alimentación rectal" o "hidratación rectal" y otros tantos a baños de hielo.
"Uno de los interrogadores le dijo a otro detenido que nunca irían a juicio" porque no podían "dejar nunca saber al mundo qué les habían hecho", relata el informe.
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Las embajadas de Estados Unidos en Afganistán y Tailandia advirtieron de posibles protestas o hechos violentos, luego que una comisión del Senado admitió que Estados Unidos torturó a detenidos durante la guerra contra el terrorismo.
En avisos idénticos a los estadounidenses en esos dos países, las embajadas indicaron que la publicación del informe "pudiera provocar protestas y violencia contra intereses norteamericanos, incluidos ciudadanos privados". En Afganistán y Tailandia hubo dos instalaciones secretas donde fueron interrogados prisioneros con métodos que el informe califica de tortura.
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Las advertencias exhortan a los estadounidenses a estar alertas a lo que sucede en su entorno y a tomar las precauciones de seguridad apropiadas, como no participar en manifestaciones o situaciones de confrontación.