La médica, que reside en Nueva York, asegura que el reto más grande era sentir que en cada exhalación se le iba la vida.
El 30 de marzo pasado, Johanna Contreras, una cardióloga colombiana residente en Estados Unidos, recibió en sus manos los resultados de una prueba médica
“Nunca, nunca me esperé esto, es más cuando me dijeron que era positivo lo repetí dos veces para estar segura y de verdad fue devastador”, asegura Johanna.
Lo que había sido hasta el momento un virus que solo portaban algunos de sus pacientes pasó a ser parte de su historia de vida cuando fue diagnosticada con COVID-19.
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“Fue devastador, la incertidumbre de no saber qué va a pasar en el siguiente momento, el no saber cómo va a pasar la enfermedad, no tenemos acceso a las medicaciones, es un momento devastador, me sentí perdida”, relata.
¿Cómo pueden acceder las empresas a los subsidios para pagar nóminas? Con síntomas leves, la doctora contreras sintió que la situación se podría controlar. Sin embargo, el virus la doblegó y fue internada en el hospital. Ahí comenzó su más grande batalla por vivir.
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“En 24 horas mi cuadro clínico cambió de una gripa normal a un cuadro severo respiratorio, es alarmante. También tuve pesadillas nocturnas por la fiebre alta, fueron horribles”, recuerda.
El reto más grande era respirar, sentir que en cada exhalación se le iba la vida, fue una de las experiencias que pudo contar de lo mucho que vivió durante dos semanas de hospitalización.
“El susto de no poder respirar, ese sentimiento de ahogamiento que tú no puedas respirar y que no sabes si de pronto me pongo la máscara y nunca más vuelva a poder respirar es una cosa terrorífica. Mi familia está en Colombia, no poder hablar con tu familia, no poder comunicarte con nadie y saber que de pronto sea la última vez que vas a poder respirar fue terrible”, señala.
Duque decreta nueva emergencia económica Johanna Contreras se suma a la larga lista de muchos que han logrado superar el COVID-19. Ella hace parte del legado positivo de esta pandemia y de miles que pudieron vivir para contar la historia.
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“Hay que aprovechar cada minuto que tenemos en la vida, cada respiración que nos da la vida y hacer lo máximo que podemos hoy en día porque eso es un regalo y no sabemos por cuánto tiempo lo tengamos”, reflexiona.