Marcharon desde una plaza en el sur de la ciudad hacia la Basílica del Sagrado Corazón con pancartas que pedían al presidente Emmanuel Macron que renuncie.
Varios miles de ‘chalecos amarillos’ desfilaron este sábado en París sin que se produjeran altercados bajo un imponente dispositivo de seguridad de las fuerzas del orden, mientras en Montpellier (sur) y en Lyon (este) se produjeron algunos incidentes en el centro de las ciudades.
Desde poco antes de las 4:00 p.m. (hora local) hubo enfrentamientos en la plaza de la Comedia de Montpellier y en sus alrededores entre grupos de manifestantes y los antidisturbios, que lanzaron gases lacrimógenos para dispersar a la multitud.
En París, una marcha para la que los organizadores habían solicitado autorización discurrió con normalidad entre la plaza Denfert Rocherau, en el sur, y la basílica del Sagrado Corazón en Montmartre, en el norte, encuadrada por un despliegue contundente de varios cientos de agentes.
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Tanto en la cabeza como en la cola del desfile, los antidisturbios fueron acompañados de furgones que circulaban a su lado. Otros avanzaban por los laterales del recorrido junto a los manifestantes, vigilando para que no hubiera desmanes.
"No somos terroristas, sino el pueblo en dificultades", era el mensaje de una de las pancartas. En otra se afirmaba que "La violencia son 5 millones de pobres y 40 multimillonarios".
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Participaron algunos responsables de formaciones de izquierda y de extrema izquierda, como el líder de la Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon.
Claudine, profesora en París, desfiló con su chaleco amarillo, sobre todo -según contó a Efe- para protestar por "la desaparición de los servicios públicos", en particular fuera de las grandes ciudades.
Sobre los actos de violencia en los Campos Elíseos la semana pasada, Claudine subrayó que de ninguna manera los puede apoyar, pero también dijo constatar que sólo cuando se han producido incidentes ha habido concesiones por parte del poder.
Esa violencia del pasado día 16, que degeneró en destrozos en decenas de comercios, algunos de los cuales fueron desvalijados e incendiados, llevó al Gobierno a sustituir al jefe de la Policía en la capital y a un cambio en la estrategia del mantenimiento del orden público.
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En la práctica, se han prohibido las manifestaciones en determinados perímetros del centro de una quincena de ciudades de toda Francia: en París, en la avenida de los Campos Elíseos y en áreas colindantes que llegan al Palacio del Elíseo -sede de la presidencia- y a la Asamblea Nacional.
Se han elevado las multas (hasta 135 euros) por concentrarse en lugares donde están prohibidas las manifestaciones y el Gobierno -una medida que ha suscitado mucha polémica- ha recurrido a más militares de la misión antiterrorista Sentinelle para la vigilancia de edificios públicos, en sustitución de policías y gendarmes que así se dedican al mantenimiento del orden en las manifestaciones.
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Hasta poco antes de las 4:00 p.m. (hora local) las fuerzas del orden habían detenido a 51 personas en París y habían multado a otras 29 por incumplir las prohibiciones de manifestación, explicó a Efe una portavoz de la Prefectura de Policía.
En contexto:
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