Un grupo de hombres armados intentó entrar a la fuerza a las instalaciones. En otro ataque, en un mercado de las zonas tribales, 31 personas perdieron la vida.
Pakistán vivió una jornada sangrienta con un atentado suicida con bomba en un bazar y un asalto en el consulado de China, el principal aliado del país asiático, en la sureña Karachi.
En torno a las 9:30 a.m., hora local, tres hombres armados comenzaron a disparar y a lanzar granadas tratando de entrar en el consulado chino en Karachi, algo que no lograron, informó el portavoz policial de la urbe, Mohamed Ishfaq.
Esta situación provocó un enfrentamiento entre las fuerzas de seguridad y los atacantes, que se prolongó durante más de media hora, hasta que los terroristas fueron abatidos.
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Ishfaq señaló que los tres atacantes, uno de ellos con un chaleco cargado de explosivos, y dos agentes de Policía murieron en el ataque, y un guardia de seguridad resultó herido.
Seemi Jamali, portavoz del Hospital Jinnah, adonde trasladaron a los fallecidos, indicó a Efe que además de los cuerpos de dos policías, también habían recibido los cadáveres de dos civiles, un padre y su hijo que habían ido al consulado a solicitar un visado.
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Poco después, el ministro de Exteriores paquistaní, Shah Mehmood Qureshi, afirmó que los atacantes querían secuestrar a personal chino.
"Había unos 21 chinos en el consulado y todo ellos están seguros y han sido trasladados a un lugar seguro", afirmó el ministro ante la Asamblea Nacional (Cámara Baja).
El Ejército de Liberación Baluchi, que busca la independencia de la provincia suroccidental de Baluchistán, reivindicó el ataque contra el consulado.
"El objetivo del ataque es claro: no toleraremos la expansión militar china en suelo baluchi", afirmó el grupo en un comunicado.
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China cuenta con una gran presencia en territorio paquistaní debido al proyecto Corredor Económico China-Pakistán (CPEC), un multimillonario proyecto de infraestructuras financiado por Pekín con una inversión de 60.000 millones de dólares.
El CPEC, puesto en marcha en 2015, financia la construcción de una ruta comercial que conectará la ciudad de Kasghar, en la provincia noroccidental china de Xinjiang, con el puerto paquistaní de Gwadar (suroeste) en Baluchistán, proporcionando al gigante chino una puerta al mar Arábigo.
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El primer ministro paquistaní, Imran Khan, afirmó en su cuenta de Twitter que el "fallido" ataque es una reacción a los acuerdos "sin precedentes" que logró en un reciente viaje a China.
"El ataque tenía la intención de asustar a los inversores chinos y debilitar el CPEC", aseguró el mandatario, quien ordenó una investigación de lo sucedido.
El Gobierno chino reaccionó rápidamente con una condena del ataque y pidió a Pakistán que "tome medidas" para "garantizar la seguridad de los ciudadanos chinos que trabajan allí", afirmó el portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores de China Geng Shuang en una rueda de prensa.
No es el primer ataque contra intereses chinos en territorio de su aliado.
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En febrero un ejecutivo chino de una compañía de transporte marítimo fue asesinado a tiros en las calles de Karachi y en junio de 2017, el grupo terrorista Estado Islámico (EI) anunció que había asesinado a dos ciudadanos chinos en la región de Baluchistán.
Media hora después del ataque en Karachi, un terrorista hizo explotar las bombas que portaba en una motocicleta en un bazar en el cinturón tribal del noroeste del país, lo que provocó la muerte de 31 personas, dijo el portavoz de la administración de la zona, Saleem Khan.
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La fuente indicó que el bazar, situado en la agencia tribal de Orakzai, estaba atestado de personas cuando se produjo la explosión.
Ningún grupo ha reivindicado ese atentado.
Pakistán lanzó una operación militar en las zonas tribales del noroeste del país en 2014 en la que han muerto 3.500 supuestos terroristas, según datos del Ejército, a la que se sumaron en 2017 nuevos operativos antiterroristas en otras partes de su territorio.
Las operaciones militares han ayudado a reducir el terrorismo en Pakistán de forma sustancial, pero a pesar de ello se siguen produciendo atentados.
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"La guerra contra el terrorismo no ha acabado", afirmó hoy mismo el jefe del poderoso Ejército paquistaní, Qamar Javed Bajwa, durante una visita a una guarnición en el este del país.