Conozca el caso de una bebé que ahora podrá llevar una vida normal, gracias a un donante vivo, su prima.
Los trasplantes no solo se realizan de órganos y tejidos provenientes de donantes cadavéricos. Existe la opción de donantes vivos y, aunque el más conocido es el de riñón, el del hígado es otra opción.
A Tiffany, de 8 meses, y a su prima Luisa Fernanda las une más que el parentesco familiar. Luisa donó parte de su hígado para salvar la vida de la bebé.
“La tuve el 23 de febrero, nos dieron de alta el 25, la tuve en casa y, antes de cumplir el mes, mi mamá la notaba todavía amarilla. Entonces, la llevamos al hospital, donde le hicieron unos exámenes y le salió que supuestamente tenía hepatitis”, dijo Andrea Camila Mendoza, mamá de Tiffany.
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Sin embargo, después de pasar por varias evaluaciones e intervenciones médicas se confirmó que la pequeña había nacido con atresia biliar, una alteración en los conductos que sacan la bilis del hígado, esta se acumula y daña la función del órgano.
Para esta familia empezó una carrera contra el tiempo, porque la función del hígado no puede ser reemplazada, a diferencia del riñón, en el cual existe la opción de diálisis, mientras se hace el trasplante. Tiffany necesitaba un donante, podía ser cadavérico o, mejor aún, uno vivo.
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“El hígado tiene un particularidad es que es un órgano que uno puede dividir en dos partes que sean totalmente funcionales. Eso permite que la función del hígado de la persona que dona siga siendo igual”, explicó Jairo Rivera, cirujano de trasplantes.
Andrea no dudo en ofrecerse para ser la donante, pero es menor de edad, lo cual es una contraindicación, así que Luisa Fernanda se sometió a evaluaciones psicológicas y médicas para ser la donante viva.
“Tiene que ver con compatibilidad, la voluntad y el altruismo, en todos los casos”, dijo el médico Rivera, al anotar que la persona donante “tiene que quedar igual de sana después del procedimiento”.
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En un procedimiento que duró 11 horas se extrajo la porción de hígado de Luisa para ser trasplantada a Tiffany, que hoy, dos semanas después del procedimiento, se recupera exitosamente.
“Ha aumentado un poco más de peso, ha crecido un poquito más, ya le han hecho seis ecografías, que salen bien”, comentó Andrea, quien aún no lo cree, el milagro con su hija se dio.
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El médico Rivera dijo que la menor podrá llevar una vida normal, acorde a su edad. Va a poder salir al parque a jugar con sus compañeritos, montar bicicleta”, anotó.
De 100 trasplantes, 16 se realizan con órganos de donantes vivos y, en su mayoría, familiares del paciente, como Tiffany, el caso de trasplante hepático pediátrico con donante vivo número 100 realizado en la Fundación Cardioinfantil.