El Ejército realizó un operativo en el que desmanteló siete minas de las que el Clan del Golfo recibía cerca de cien millones de pesos mensuales.
Cinco hectáreas de bosque fueron devastadas a causa de la minería ilegal en zona rural de Unguía, Chocó.
Para detener este atentado contra el medio ambiente a manos del Clan del Golfo, tropas de la Séptima División del Ejército llegaron a la zona y acabaron con material avaluado en cerca de 400 millones de pesos.
“Se destruyó una maquinaria como retroexcavadoras y unas unidades para la producción minera, tanto en Unguía como en Acandí”, señala el general Juan Carlos Ramírez, comandante de la Séptima División del Ejército.
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Y en Murindó, Antioquia, los helicópteros Black Hawk llegaron al río Murrí, allí estaban otros tres puntos de extracción ilegal minera que afectaban seriamente el ecosistema que sirve de sustento para las familias a través de la agricultura y la pesca.
“La responsabilidad del Ejército es darle las garantías de seguridad a estas comunidades, se está cumpliendo”, asegura Ramírez.
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Esta actividad ilícita en los sectores fronterizos de Chocó y Antioquia con Panamá, dicen las autoridades, le dejaba al Clan del Golfo más de cien millones de pesos mensuales.