Los menores narraron que son obligados a atender hasta a cinco clientes en una noche y reciben sumas de dinero no mayores a un millón de pesos.
Los testimonios fueron conocidos durante un operativo que desarrollaron esta madrugada el ICBF, la secretaría de Inclusión Social de Medellín y la Policía.
Al llegar las autoridades, todos emprendieron la huida; algunos bajo los efectos de la droga, una embarazada y otras madres de familia que no han cumplido la mayoría de edad, siendo foco de explotación sexual en una de las vías más concurridas de Medellín.
“Somos madres cabeza de hogar que por la necesidad de no ver a nuestros hijos aguantando hambre nos venimos a esto”, confesó una trabajadora sexual del sector.
“Se llevaron a una amiguita mía porque ella necesitaba ayudar en la casa. Se la llevaron que porque era menor de edad; ella tenía hijos y todo”, contó una joven.
En total, 17 menores de edad fueron rescatadas en dos operativos en la zona céntrica de la ciudad. Muchos ya tenían procesos con el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF).
“Se ha identificado que algunos o muchos de estos adolescentes son recurrentes en este tipo de comportamientos o alternativas de subsistencia, lo cual nos obliga a incrementar el trabajo institucional”, advirtió el coronel Julián Mauricio Burgos, jefe seccional de protección del área metropolitana.
En la mayoría de los casos, los proxenetas prefieren utilizar menores de edad para explotarlos sexualmente.
“Son adolescentes en situación de vulnerabilidad permanente, son adolescentes que son expuestas a la comercialización y al consumo de sustancias psicoactivas”, describió el uniformado.
Según la Policía, el proxenetismo continúa siendo un problema complejo para las autoridades, porque las denuncias son menos frecuentes de lo esperado.
Durante 2019, 153 menores fueron rescatados de las garras de la explotación sexual en Medellín.