Las lluvias inundan las madrigueras en bajamar y los animales se ven obligados a salir a terreno seco, lo que facilita la tarea de los cazadores.
“Por regla tiene que salir y ahí lo cogemos y lo capturamos”, dice Wilkinson Gómez, uno de los beneficiados con la bonanza de los crustáceos.
La cacería, comercio y consumo de cangrejos azules seguirá mientras persistan los aguaceros, lo que amplía la variedad de platos en las mesas de los cartageneros.
“Guisado en arroz con bastante coco, sancochado, en sopa, como usted quiera hacerlo, este es el mejor marisco que hay”, dice Jesús Vega, vendedor de cangrejo.
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Los precios del crustáceo cayeron sustancialmente y probablemente se mantenga así hasta finales de junio.
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