Los habitantes de los barrios cercanos a la avenida del Consulado argumentan que la alta velocidad de los vehículos sobre los sobresaltos los está afectando.
Las vibraciones que provocan los buses no solo afectan la tranquilidad de los vecindarios, también están produciendo grietas en las viviendas y perjuicios auditivos.
Según los vecinos, los reductores de velocidad están mal ubicados y la Alcaldía les ha dicho que no cuentan con presupuesto para reubicarlos.
Por ahora, exigen a los conductores de Transcaribe y otras empresas conducir bajo los límites de velocidad y respetar las señales de tránsito.
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