A uno de los capturados le dieron casa por cárcel, mientras que otros tres fueron enviados a una penitenciaría. Cometieron al menos 38 robos.
Los delincuentes se hacían pasar por clientes y cuando estaban en los locales sacaban armas para intimidar a los cajeros, obligándolos a entregar el dinero.
Cuando tenían el botín en su poder corrían hasta un taxi que los esperaba listo para emprender la huida. Esa escena se repitió unas 38 veces.
Son procesados por hurto calificado y concierto para delinquir.
Updated: septiembre 25, 2017 10:15 a. m.