El grupo lo comandaba un sujeto que había pagado cárcel y salió a seguir delinquiendo. Eliminaban a otros distribuidores para tener control absoluto en Suba.
Una policía se infiltró por seis meses en la banda dedicada a la venta de estupefacientes en el noroccidente de Bogotá.
Resultado de la investigación, se logró capturar a dieciséis sujetos que presuntamente integraban el grupo.
También eran buscados por el asesinato de al menos 16 personas. Los homicidios los hacían para eliminar de su camino a miembros de otras agrupaciones que comercializaban la droga.
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En los múltiples allanamientos encontraron dosis significativas de narcóticos y armas de fuego.