Estaban ubicadas cerca de colegios en tres localidades de Bogotá y hacían hasta servicio a domicilio.
Autoridades lograron poner al descubierto la operación ilegal que se adelantaba tras la fachada de las tiendas naturistas.
“Los productos comestibles que estaban ofreciendo no tenían los respaldos ni los registros de Invima. La ingesta de la marihuana en este caso tiene unas consecuencias secundarias al organismo, tanto para inducirlo a consumir más, como unos daños intestinales”, explicó Jhon Sepúlveda, subdirector de Protección de Infancia y Adolescencia.
Un informante fue clave para desmantelar la organización.
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