Todos los días, sin falta, decenas de personas que buscan a sus parientes acuden al templo católico para encontrar una voz de apoyo y orar por un milagro.
Entre ellos está Andrea Fernanda Erazo, quien perdió a sus padres, a sus hijos y a su hermana. Pese a la angustia, ella guarda la esperanza de encontrar viva a su sobrina Judith Pereira de 11 años.
“Aquí, en Mocoa, hay mucha gente que tiene desaparecidos los cadáveres o están cambiados. Hay gente desesperada que busca niños y no los encuentran, no nos dan razón”, cuenta.
También está Nubia Tisoy, quien perdió una docena de familiares, todos indígenas, y quien aún no encuentra a cuatro de sus primas.
En el templo, los mocoanos se unen en oración y buscan una voz que los conforte en su duelo.
Updated: abril 07, 2017 07:32 a. m.