Jairo Enrique dedicó parte de su vida laboral a la administración de empresas y, cuando se quedó sin trabajo, recordó sus raíces, pensó en el campo y regresó al municipio de Sutamarchán, en Boyacá, para empezar una nueva vida.
“Encontrándome con una triste realidad: que el campo está muy abandonado y se ve muy afectado porque todos sembramos con una incertidumbre grandísima y nunca sabemos a cómo vamos a vender nuestras cosechas”, cuenta.
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Y agrega que son otros los que ganan. Es decir, transportadores, intermediarios y comercializadores.
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En medio de la pandemia , este joven empresario fortaleció una plataforma que se ideó para ayudar a los campesinos, en la que compra directamente los productos y elimina la cadena de intermediarios.
Muchos son los beneficiados de la plataforma Fruvi, en la cual los consumidores hacen sus pedidos a domicilio.