La estructura, que amenaza con caer, no es lo único deteriorado. El pésimo estado de la vía de acceso dificulta la llegada de comida para los estudiantes.
La vereda Bajo del Tigre vive en medio del abandono gubernamental, pues desde hace varios años el único comedor escolar de la zona se encuentra en ruinas. Los restos de la construcción deben ser sostenidos con gatos mecánicos para evitar su desplome.
‘‘Hace seis años lo tienen abandonado, los niños no pueden comer aquí dentro del restaurante porque está deteriorado, está rajado. No se puede entrar aquí porque puede caerle una lámina en la cabeza a los niños’’, afirmó Dalmiro Polo, presidente de la junta de acción comunal.
El procesamiento de alimentos, que antes se realizaba en el lugar, tuvo que ser trasladado hasta Pasacaballos, una población vecina.
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La ración de comida para los menores debe ser transportada desde otro pueblo y consumida en lugares poco aptos, como el puesto de salud.
Sin embargo, en ocasiones el estado de la vía impide llevar los alimentos y los menores de edad se quedan sin la ración escolar.
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El distrito adelanta un programa integral de mejoramiento de las locaciones escolares que incluye su jurisdicción rural.
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