Sus víctimas lo reconocieron por una marca inconfundible, los tatuajes que tiene bajos los ojos. Actuaba en el norte de Bogotá.
Una mujer que llegaba a su apartamento fue la primera de cuatro víctimas suyas en una sola noche. Después se abalanzó contra un hombre y lo asaltó.
Otro joven que caminaba por la calle se quedó sin dinero por cuenta de este sujeto que, además, intentó robarle la bicicleta a otro hombre.
Este último dio aviso a las autoridades, quienes lo capturaron tras una persecución.
Cuando se encontraba en el CAI, policías descubrieron que era señalado de robar a otras cuatro personas.
Ahora está en manos de la Fiscalía determinar el castigo para el sujeto, fácil de reconocer por los tatuajes de lágrimas en sus pómulos.
Updated: mayo 31, 2017 07:33 a. m.