En una de las zonas más vulnerables de la capital del Valle del Cauca, azotada por las fronteras invisibles, homicidios, robos y riñas, la esperanza está en los niños. Se trata del barrio Siloé, uno de los referentes de violencia de la ciudad, donde personas de gran corazón arrebatan a los más pequeños de las manos de las pandillas a través de iniciativas de arte y deporte.
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