El proyecto hidroeléctrico sufrió un retraso de unos tres años, 3.5 billones de pesos en sobrecostos y afronta investigaciones por los daños ambientales.
El sábado 28 de abril de 2018, se produjo la primera emergencia en Hidroituango. Ese día los medios nacionales reportaron que el túnel de desviación de las aguas del río Cauca, se había taponado por un derrumbe, horas más tarde, la tierra se removió y el nivel de alerta se disparó.
Dos días después, el 30 abril se registró un nuevo derrumbe y de mayores proporciones, el túnel quedó completamente bloqueado.
El proyecto se encontraba en jaque, las aguas estaban en aumento y para evacuar 2 mil metros cúbicos de agua por segundo, EPM tomó una decisión drástica: inundar el cuarto de maquinas, el corazón de la hidroelectrica.
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Las unidades de generación, los transformadores y los equipos de servicios auxiliares quedaron ahogados bajo el agua.
El 12 mayo lo que comenzó como una disminución considerable en el caudal debido al represamiento de agua dentro del proyecto, terminó en una creciente de cinco metros que afectó a 600 personas el corregimiento de Puerto Valdivia.
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Y el paso del tiempo hizo más crítica la situación, el 16 de mayo el agua rebosó la capacidad de la casa de máquinas y hubo riesgo de una creciente súbita, incluso varios trabajadores del proyecto estuvieron a punto de ser arrastrados por las aguas represadas que salieron del lugar.
El 21 de mayo se declaró la alerta máxima, los habitantes de Cáceres, Tarazá, Puerto Valdivia y Puerto Antioquia son evacuados.
Hoy, la alerta roja permanece en la zona por los túneles de desviación y más de mil familias siguen evacuadas.
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