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Ratifican condena a dos mujeres por cruel asesinato de un hombre en el noroccidente de Medellín

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Según la Fiscalía, las implicadas alquilaron un apartamento para encerrar a su víctima, usaron papel chicle y un hacha para ultimarlo.

Los hechos sucedieron en octubre de 2016 cuando autoridades hallaron en un apartamento del barrio Robledo, en el noroccidente de Medellín, el cadáver de un hombre atado a un tubo, con signos de asfixia mecánica y heridas provocadas con un arma corto contundente en el cráneo.

En ese momento, el brutal asesinato era todo un misterio no solo por las heridas provocadas a la víctima identificada como Daniel Rendón Areiza, de 26 años.

También por el papel chicle, usado para amordazar a la víctima, la cinta de enmascarar y el hacha impregnada de sangre que encontraron en el sitio. Una escena poco común en los asesinatos a los que tenían que asistir los forenses.

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Sin embargo, las pesquisas permitirían develar los móviles y dar con las dos personas a las que las autoridades les atribuyen el crimen: dos mujeres.

En entrevista dada el mismo día del crimen a funcionarios de la unidad de vida de la Fiscalía Seccional de Medellín, el propietario del apartamento declaró que las dos mujeres a las que les había arrendado la vivienda “lo llamaron y le advirtieron que iba a encontrar algo, pero que no podía avisar a las autoridades o correría la misma suerte”.

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Además, contó que lo alquiló un día antes de los hechos, pues las mujeres sostuvieron que iban “a realizar un supuesto estudio demográfico para una entidad del Estado”.

Luego de quitarle la vida a Rendón Areiza, las dos mujeres se enfrentaron con un obstáculo mayor: “los investigadores establecieron que pretendían ocultar el cuerpo sin vida del hombre, pero ese domingo había jornada electoral y frente al inmueble donde ocurrieron los hechos se ubicaba un puesto de votación, por lo tanto, estaba custodiado por policías y otras autoridades, cuya presencia obligó a las mujeres a dejar el cadáver en la vivienda”.

Tras el hallazgo del cadáver, las autoridades pudieron identificar a las acusadas y detenerlas.

Una de ellas era Kimberli Cristina Macías Upegui, quien tenía una hija de 9 años con la víctima.

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“De acuerdo a la investigación adelantada por una fiscal de la Unidad de Vida, la víctima no estaba de acuerdo con la relación homosexual de su expareja y se oponía a que su hija viviera en ese contexto”, informó la Fiscalía sobre los móviles del crimen.

Al hallarlas culpables, un juez de Medellín condenó a Macías Upegui y a su cómplice, Nury Estella Hernández Quintero, a 30 años de prisión por homicidio simple, sentencia ratificada por el Tribunal Superior de Medellín.

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