Entre enero y febrero pasado, 358 personas se quitaron la vida en Colombia. Expertos aseguran que tanto familias como colegios tienen mucho por hacer.
En Pereira, donde dos estudiantes de una misma institución se suicidaron en menos de 48 horas, autoridades investigan si lo sucedido tiene alguna relación con retos en redes sociales.
El primero de los menores, de 16 años, se quitó la vida inhalando gas. El otro, de la misma edad, se suicidó en su vivienda, según reveló la Secretaría de Salud de la capital de Risaralda.
En medio de estos hechos, en redes sociales circula un audio, supuestamente de una alumna del mismo instituto, en el que señala que se presentarían más casos, lo que alertó a padres de familia y alumnos.
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Psiquiatras aseguran que algunos jóvenes, incluyendo los dos que se suicidaron, presentaban problemas.
“Parten de lo emocional, de lo circunstancial, los problemas de la familia, de la sociedad misma, la frustración, la falta de acceso de la familia, al empleo, al esparcimiento”, explica Zacarías Mosquera, director del Hospital Mental de Pereira.
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Expertos buscan que las familias estén más cerca de los jóvenes, en especial cuando son retraídos y entregan mensajes negativos sobre la vida.
¿Cómo reaccionar?
El caso de un joven que saltó desde la parte alta del centro comercial Titán Plaza, en Bogotá, hace que surja la pregunta si testigos hacen lo suficiente para tratar de evitar un suicidio, o si existe indolencia frente al tema.
Rodrigo Córdoba, psiquiatra, asegura que en nuestra sociedad la consideración y ayuda a los seres humanos ha desaparecido. Solo importa, según él, escarbar en el dolor.
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Por su parte, algunas personas dicen que es difícil reaccionar y el miedo se apodera de quien quisiera evitar que alguien se quite la vida.
“Yo me quedé frío, me quedé mirando, pensé que no se iba a lanzar", confiesa, por ejemplo, uno de quienes presenció lo sucedido en el centro comercial de la capital.
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Alba reyes, directora de la Fundación Sergio Urrego, estima que el problema no está solo en la reacción de las personas frente a estas situaciones, sino también en que muchos no saben cómo se puede evitar una tragedia de este tipo.
“Cualquier tipo de discriminación, bullying o matoneo, que está sufriendo la persona en silencio, lo puede aflorar y puede terminar en un suicidio”, afirma.
Quienes analizan esta problemática piden una política estatal más robusta en salud y educación para enfrentarla.
Atento a estos signos
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- Nunca ignore cuando un niño o joven diga que quiere morirse.
- Irritabilidad, suele ser síntoma de depresión.
- Bajo rendimiento académico.
- Disminución en el apetito y en el sueño.
- Tendencia al aislamiento.
Expertos aconsejan: no culpe, juzgue ni castigue porque puede empeorar esta situación. En algunos casos, donde note cambios bruscos de comportamiento, se debe buscar espacios de diálogo tranquilo, en el cual de verdad se escuche, se interese por sus problemas. En otros casos hay que buscar ayuda profesional.
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