Como muchos niños, a la pequeña Sorella Stout le gusta jugar con los objetos de papá, como las llaves del carro y su celular: los sonidos y teclas le llaman la atención y le parecen divertidos. ¿Qué hay de malo en ello?
Eso pensaba su padre hasta hace un mes, poco antes de que recibiera un email que le produjo dolor de estómago.
"No me imaginé lo que había pasado hasta cuando recibí un email de eBay felicitándome", dice Paul Stoute, el padre de Sorella.
La pequeña, quien todavía no puede pronunciar la palabra carro, había comprado un Austin Healey Sprite, por el cual pujó, sin saberlo, a través de una aplicación de eBay en el teléfono de papá.
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"La bebé, relata el padre, decidió abrir la aplicación y hacer clic. De un modo u otro, terminó comprando el automóvil", relata el progenitor de la niña.
"Primero entré en pánico. ¿Cómo voy a salir de esto?", continúa el hombre sobre su primera impresión.
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No es la única historia de bebés yendo de compras con los teléfonos de sus padres. Una pequeña de 9 meses compró 120 películas en eBay. Otro niño, de cinco años, descargó aplicaciones por un valor de US$2.500 en el iPad de sus padres. Y otro menor compró un Ford Ranger en el portal de subastas. Los padres pudieron deshacer los negocios.
En el caso de Sorella, sus padres decidieron que no era una mala compra después de todo pues costó US$225. Así que lo guardarán para el cumpleaños 16 de la pequeña.
La idea es restaurarlo y tenerlo listo para cuando ella lo pueda usar.
Desde el incidente, Paul Stoute ha activado reconocimiento facial y claves para que no haya otra compra inesperada.
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"Menos mal que no compró el Porshe de US$38.000 que estuve mirando", finaliza Paul.