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La historia en el fútbol de José Heriberto Izquierdo se comenzó a escribir en Deportivo Pereira, después dio el paso a Once Caldas y luego de destacarse coronó el sueño de jugar en el fútbol de Europa, a donde llegó para jugar en el Brujas, de Bélgica, para la temporada 2014/2015. De este episodio y de lo difícil que fue consolidarse en el balompié del 'viejo continente' habló el pereirano, de 33 años, en nuestra sección el 'Anecdotario', de Gol Caracol.
Lo que para muchos sería un motivo de alegría y satisfacción, la ida al club belga no lo tenía convencido del todo por no querer salir de la comodidad que tenía en Manizales, jugando con el blanco blanco.
De hecho, ese proceso de adaptación no fue para nada fácil, tal y lo contó con total sinceridad. "Fueron 3 meses sin jugar en Brujas. Fui la transferencia más cara, me compraron por un poco de plata, al mes yo llamé al representante y le dije que me quería ir y él me explicaba que no me podía sacar con tan poco tiempo en el club. Creía que entrenaba tres veces más duro que ellos, mis compañeros de equipo, pero ellos lo hacían muy fácil", detalló inicialmente Izquierdo.
Pero además de eso, también sumó que "mis hábitos no estaban en concordancia con mis resultados. Fuera de la cancha estaba durmiendo mal, comiendo mal, salía, tomaba y el único que tiene esos hábitos y es un crack es Dayro y lo de él, es uno en un millón. Todo esto no me estaba dado resultados, pero fue después que cambié mis pensamientos".
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El antiguo veloz extremo, de fuerte pegada de media distancia, siguió ahondando en el tema y así dijo que "en esos momentos uno no piensa. Tomar e ir de fiesta es para no enfrentar la realidad, sirve para distorsionar por momentos la realidad. Un cuerpo de 22 años, no es igual que uno de 27 años y al final era ver qué quería o qué deseaba".
Sin embargo, los males para el jugador colombiano no fueron eternos y se presentó un punto de quiebre, bastante duro en lo personal y que sirvió para desbloquearse y retomar ese nivel futbolístico que lo hizo conocer en la Liga de nuestro país.
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"Se presentó una noche en Europa League, jugamos contra Copenaghe, íbamos 3 a 0 en el primer tiempo y yo pensaba que me iban a meter, que iba a jugar. Llegó el minuto 85 e Izquierdo nada, por ningún lado. Pues no jugué. Llegamos al aeropuerto y venía caminando, adelanté mío iba Lior Refaelov, quien hizo goles y todo el mundo le pedía fotos, firmas. Yo con esa envidia y esa rabia. Lior me dice: 'amigo, ¿qué te pasa?, tranquilo que tú tiempo va a llegar, yo me dije, 'oigan a esté". Estaba bloqueadísimo, frustrado, me fui a casa, me metí a la cama, puse una música cristiana, y comencé a llorar, fueron como dos horas en esas. Hasta que reflexione, pensé: ¿qué necesito para jugar?. Me dije, si me dan 5 minutos, hay que romperla; si me dan 10 minutos debo hacer gol o pase gol", comentó.
Así las cosas, desde su interior tomó fuerzas y aire para asomar la cabeza y decir presente en el fútbol belga. "Después de esa reflexión, se cambiaron las cosas. Llegaron asistencias y goles, la gente me comenzó a alabar y así hasta que me gané la titular. Empecé a mejorar, nunca más la solté, eso fue en 2014 y la reventé toda al año siguiente. En 2016, ya fue mi 'prime', fui goleador, me eligieron el mejor jugador", finalizó sobre ese apartado José Heriberto Izquierdo.