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“Me estoy muriendo de cáncer”: mensaje de preso colombiano en China a su familia

“Me estoy muriendo de cáncer”: mensaje de preso colombiano en China a su familia

El hombre de 42 años logró traspasar los controles para contar, a través de una llamada, los tratos inhumanos a los que someten a los presos en el país asiático.
Actualmente, hay 127 colombianos condenados en las cárceles de China. 
Uno de ellos es Francisco Javier Rendón, un vallecaucano que logró traspasar los controles para contar cómo se salvó de la pena de muerte en el país asiático, pero que ahora está muriendo de cáncer. 
Lo que dijo en la última llamada telefónica que le hizo a sus hermanos, a finales de diciembre de 2019, es estremecedor.
“Hermano, yo lo llamo para contarle que me estoy muriendo de cáncer. Esa es la realidad, debido a la negligencia criminal de las autoridades carcelarias de la prisión de Shanghái, en China. Sumadas a la indolencia cómplice del Gobierno colombiano”, señaló.
Francisco Javier explicó a su familia que dio su testimonio por este medio porque “las cartas de los presos son confiscadas si contienen información que mencione las irregularidades e injusticias que suceden al interior de la cárcel”.
Fue así como pidió que lo grabaran y difundieran su voz de auxilio, jugándose la última carta que tiene para ser repatriado y morir en Colombia al lado de los suyos.

Su familia lo recuerda

 
María del Pilar Rendón, hermana de Francisco Javier, lo recuerda. Dice que han pasado nueve años de no verlo.
"Lo recuerdo como un niño muy alegre, muy serio, cuando tenía que serlo, y muy estricto. Teníamos la visión de él como una persona que siempre iba para adelante. Siempre se destacó en la escuela. Hizo hasta sexto semestre de Química en la Universidad del Valle”, contó Pilar.
En el año 2000, cuando tenía 20 años, Francisco fue diagnosticado con cáncer testicular y no pudo seguir sus estudios. Sin embargo, fue sometido a un intenso y doloroso tratamiento y se curó.
Al tiempo, llegó la mala racha económica a su hogar y tuvo que regresar a Calima Darién, su pueblo en el Valle del Cauca, para ayudar a sus padres.
Desde allí, buscó trabajar en cuanto oficio le salía: obrero de construcción, mesero y hasta empleado en un café internet. Frustrado, viajó a Bogotá, como suelen hacer los jóvenes sin futuro en la provincia.
Pilar recuerda que su hermano se comunicaba regularmente, hasta que dejó de hacerlo.
“Recibimos una llamada de la cónsul en esa época. Le dijo a mi otro hermano que Francisco Javier estaba detenido en China, que estaba preso por tráfico de estupefacientes, que eran alrededor de 900 gramos y que podía estar entre la pena de muerte o la cadena perpetua”, señaló.

La vida en prisión

 
La ley de China es implacable con el narcotráfico. Hasta el momento, dos colombianos han sido ejecutados en ese país por este delito. 
El último fue en 2015. Desde entonces, se pensó que el caso serviría de lección para que pocos lo intentaran, pero no fue así. Según datos de la Cancillería, los correos humanos que reclutan los narcos está en alza.
Francisco Javier fue detenido en el 2011 y desde entonces permanece recluido en la cárcel de Qingpu (Chimpú) en Shanghái, una prisión denominada modelo, pero cuestionada recientemente a nivel mundial como centro carcelario que supuestamente somete a los prisioneros a trabajos forzados.
Inicialmente, el vallecaucano recibió la cadena perpetua y, en 2014, le fue conmutada a 21 años, con fecha de finalización en 2034. Hoy tiene 42 años. 
“Empieza a sentir una masa en el estómago y aunque él siempre nos decía: ‘Familia, gestióneme por el lado del consulado, que, por favor, se me hagan los exámenes de rigor’.  Se los negaron. Ni el gobierno colombiano ni el gobierno chino se hacían responsables del costo”, denunció Pilar.
Desesperado y sin apoyo, Francisco decidió hacer una huelga de hambre que duró tres días, una presión que sirvió para que le autorizaran los exámenes y se le detectara un tumor avanzado que hizo metástasis.
“Las personas, hermano, que son responsables de mi deterioro físico son el médico de la prisión con el número de identificación 3106349, el nombre lo desconozco, y el oficial que ha estado a cargo de mi celda, el oficial WeyWey. Le he hablado miles de veces, él lleva cuatro años y medio con nosotros en ese cuarto y ha sido una persona que no me ha colaborado para nada”, contó el preso colombiano.
 

La lucha de los familiares de presos colombianos en China

 
Sus hermanos iniciaron una lucha sin cuartel. Han pasado peticiones a Cancillería, el Ministerio de Justicia y hasta la Procuraduría, donde la puerta giratoria de los trámites los está devolviendo a la Cancillería.
Mientras tanto, la condición de su familiar en China empeora.
“La condición está muy avanzada, ya está en un estado terminal. Mi hermano fue desahuciado por los médicos”, anotó Manuel Rendón, otro hermano del preso, 
La mujer agregó que, en un principio, estaban esperanzados con el Tratado de Repatriación.
“Pero, al seguir en trámite en el Congreso, ya no es una posibilidad. Es imposible, a mi hermano le quedan meses de vida, necesitamos que sea repatriado de forma humanitaria y de manera urgente”, dijo.
Las ultimas noticias que les han llegado de China son que a su hermano le han practicado dos quimioterapias poco efectivas. 
“Sé que todos los colombianos que han sido repatriados ha sido con la ayuda de la Defensoría del Pueblo.  Yo le diría al defensor del pueblo que, como sobreviviente del cáncer, que lo ha tenido que vivir en su propio cuerpo, se ponga la mano en el corazón y entienda. No estamos pidiendo que él no llegue a Colombia a pagar por el error que cometió, sino que pueda estar al lado de su familia”, afirmó Manuel. 
Entre tanto, las cartas que enviaba Francisco ya no llegan. La última imagen que su familia tiene de él es una caricatura hecha por otro colombiano con el que comparte celda.
Vea también: La historia detrás del caso de un vallecaucano condenado a muerte en China por narcotráfico

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