Este ejemplar de unos 50 años llegará a un santuario tras un viaje de cuatro a cinco días, que inició este fin de semana.
La elefanta Mara, oriunda de la India, emprendió este sábado su viaje desde Buenos Aires hacia un lugar donde tendrá mejor calidad de vida.
Su edad está entre los 50 y 54 años y pasó la primera parte de su vida como atracción de circo hasta que en 1995 la trajeron al desaparecido zoológico de la capital argentina, convertido ahora en Ecoparque, donde tenía su hábitat.
El viaje de unos 2.000 km estaba programado desde enero y se realiza pese a la pandemia del COVID-19, pero cuenta con un protocolo específico para proteger al animal y al equipo técnico del coronavirus.
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Debido a la pandemia, dos equipos técnicos participarán del traslado, uno perteneciente al Ecoparque que la acompañará hasta la frontera argentina donde otro del santuario tomará la posta para el resto del viaje.
En un operativo que llevó unas tres horas en el Ecoparque, en el barrio capitalino de Palermo, la elefanta fue subida a una enorme caja especialmente preparada para su traslado, la cual fue colocada sobre un camión con ayuda de una grúa.
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El camión partió hacia su destino final en la Chapada dos Guimarães, la ciudad donde se encuentra el santuario de elefantes de unas 1.200 hectáreas en el Mato Grosso.
"Desde que comenzamos la transformación del Ecoparque estamos esperando este momento. Estamos todos muy movilizados, conmovidos, como cada vez que derivamos un animal. Vamos a extrañar mucho a Mara, pero sabemos que es el mejor destino para ella", dijo Eduardo Macchivalli, secretario de Ambiente de la alcaldía de Buenos Aires.
Mara es la única elefanta asiática que estaba alojada hasta este sábado en el Ecoparque y compartía el recinto con dos elefantas africanas, Kuky y Pupy.
El paquidermo se alimenta con 1.000 kilos diarios de verduras, forrajes y cañas. Pesa unos 5.500 kilos, mide 5 metros de largo, 2 metros de ancho y 3 metros de alto.
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Otro traslado importante organizado por el Ecoparque para llevar a uno de sus animales a un ambiente natural ocurrió el año pasado, el de la orangutana Sandra, que fue llevada a un santuario en Florida, EEUU.