Ni los más expertos cerrajeros pudieron descifrar la clave de esta caja fuerte donada a un museo en Canadá, y este hombre lo logró en su primer intento.
Stephen Mills se encontraba con su familia de visita en el Museo Vermilion Heritage
, cuando vio la caja fuerte de una tonelada de peso perteneciente en el pasado al Hotel Brunswick.
Mills había escuchado la historia de la caja que nadie podía abrir desde que fuera donada al museo hacía cuatro décadas.
Stephen Mills, un modesto asistente de maquinaria y soldador, quiso entonces probar suerte. Lo increíble sucedió luego. En un solo intento, abrió la caja.
La combinación perfecta resultó ser más sencilla de lo esperado: 20, 40, 60.
“La combinación típica de un candado de clave: tres vueltas en dirección de las manillas del reloj (20), dos vueltas en dirección contraria (40), una en dirección de las manillas del reloj (60). Giré la manilla y abrió", recordó Mills.
Suerte de principiante dirían algunos. Y es que el museo había contactado a antiguos empleados del hotel, a expertos en abrir cajas fuertes y, por más combinaciones posibles, no lograron descifrar la clave.
¿Qué había dentro de la caja fuerte?
Ni tesoros, ni revelaciones extraordinarias, ni nada que sorprendiera tanto como la apertura misma de la caja. Solo una vieja cuenta de pago y facturas de restaurante.