El menor estaba jugando en su casa del árbol cuando cayó justo encima de una estaca para carne que había enterrado en el suelo minutos antes. Ocurrió en EE. UU.
Lo que era un simple juego de niños casi termina en una tragedia. Xavier Cunningham estaba con sus amigos en la casa del árbol cuando cayó de cara sobre un pincho para carne hecho de metal. El objeto entró por su pómulo izquierdo y solo paró milímetros antes de atravesarle el cuello.
El menor entró a su hogar pidiendo auxilio y gritando que sentía algo caliente que le quemaba el rostro. Sus padres de inmediato lo cubrieron con una chaqueta, pero, en su desespero, el menor seguía corriendo por la casa pidiendo que le quitaran la estaca.
La madre del pequeño lo llevó a un hospital cerca a su casa en Harrisonville, Kansas. Sin embargo, los doctores lo tuvieron que remitir ya que no tenían las herramientas necesarias para extraer el objeto. Cunningham fue llevado a dos centros de salud más, hasta que el hospital de la Universidad de Kansas, en Kansas City, se hizo cargo del impresionante caso.
Los padres de Xavier le contaron a The Washington Post que el menor no podía ser intervenido de inmediato, por lo que tenían que vigilarlo a cada minuto para que no tratara de quitarse el “chuzo”. “Esa fue la parte más difícil, él dormía pocos minutos y se despertaba preguntando: ‘¿Estoy muerto o sigo vivo?’”, comentó Shannon Miller, madre del niño.
De acuerdo con los médicos que atendieron a Xavier, el caso fue “uno en un millón”, ya que la estaca entró a centímetros del ojo izquierdo y llegó hasta el cuello sin atravesar ninguna arteria, vena o nervio importante. Sin embargo, esto hizo que la cirugía fuera mucho más compleja, ya que debían retirar el objeto extraño sin dañar esas áreas.
Por varias horas un equipo cirujanos especialistas en otorrinolaringología, neurocirugía, pediatría y trauma participó en el procedimiento.
Koji Ebersole, uno de los líderes del grupo interdisciplinar, comentó al Post: “Estábamos preocupados de cuán duro debíamos halar el objeto porque estaba enterrado profundamente, pero desde los primeros centímetros salió con facilidad”.
Tras la larga intervención, según los padres del menor, Xavier se levantó preguntando si aún tenía la estaca. Afortunadamente ya no hay mayor huella del accidente, solo una gran curita en su pómulo.
A pesar de la profundidad y la violencia de la herida, los médicos aseguran que no habrá mayores efectos en la vida del pequeño. Aunque es posible que la voz del niño cambie ya que el pincho alcanzó a tocarle las cuerdas vocales.
Updated: septiembre 14, 2018 06:29 a. m.