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Gota a gota, delito que exportó Colombia y para el que usan hasta aplicaciones

Gota a gota, delito que exportó Colombia y para el que usan hasta aplicaciones.

En países como Chile y México los cobradiarios colombianos encontraron una forma de esclavizar económicamente a sus víctimas.

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“Vienen muchas mujeres a cobrar, pasan bien amables, simpáticas, pero cuando no tienes plata para pagarles ahí vienen hombres”, relata una mujer chilena que ha caído en las garras de los gota a gota.

Algunas de estas personas, que conocen de primera mano cómo funciona el negocio de los colombianos, deciden eludirlos “porque cobran casi todos los días y con el interés casi al doble”.

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Los prestamistas no se esconden y por medio de tarjetas, páginas web y hasta aplicaciones promocionan su negocio en los mercados populares chilenos.

Una de ellas dice que empezó sus préstamos con un solo cliente y ahora tiene setenta.

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Gustavo Henao, capturado en Chile por este delito, tenía como mano derecha a su madre. Sus víctimas, según investigadores, eran comerciantes menores.

En México los cobradiarios ofrecen préstamos así: “si es a 10 días el interés es del 10%, si fuera 20 días el interés es a 20%”.

En Colombia, Chile y México el negocio tiene el mismo desenlace, una deuda que se vuelve interminable e imposible de pagar.

“Llega un momento en que es tan abrumadora la deuda que lo que te piden estos señores es que te conviertas en distribuidor de droga”, afirma Mario Di Constazo, consultor financiero en México.

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