Ya son casi 60 días de protestas en Portland, Oregón, en contra del abuso policial y en rechazo a la presencia de agentes federales enviados por la administración del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.
Las calles se han convertido en un campo de batalla, en donde se teme que, en cualquier momento, la violencia escale aún más, pues las autoridades encontraron una bolsa con cargadores de rifle y bombas incendiarias en inmediaciones de un parque.
En Austin, Texas, disparos dispersaron a los manifestantes que protestaban por la inacción de las autoridades ante hechos de abuso policial. En medio de los enfrentamientos, un hombre de 28 años murió y varias personas resultaron heridas.
En Aurora, Colorado, una camioneta atravesó a toda velocidad una protesta en plena autopista. Dos personas resultaron heridas cuando uno de los manifestantes le disparó al hombre que conducía el vehículo, quien fue detenido.
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En Seattle, estado de Washington, cientos de manifestantes inundaron las calles pidiendo reforma policial. Durante las confrontaciones, que duraron hasta la madrugada, 21 policías resultaron heridos, se registraron también actos de vandalismo y 45 personas fueron detenidas.
“Hace 45 años que soy negra y ¿esto es lo que provoca "La vida de los negros importa"? No estoy con eso”, aseguró Daryl Bbreaux, ciudadana a quien le dañaron el carro en medio de los disturbios.
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Entre tanto, se le siguen rindiendo honores al congresista John Lewis, el legislador afroamericano que se convirtió en emblema de las luchas sociales en Estados Unidos.
Sus restos llegaron a Washington, capital del país, y estarán en capilla ardiente, en el Capitolio, uno de los más altos honores a un ciudadano estadounidense. Este miércoles 29 de julio, el féretro será trasladado a Georgia para un homenaje en el capitolio estatal.
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