Conmemoración por un año de atentado en Barcelona fue opacada por pullas políticas

Independentistas catalanes aprovecharon el evento para protestar contra la monarquía española, presente en el homenaje a los 16 fallecidos.
Los allegados de las víctimas habían pedido una "tregua" esta jornada, pero tanto independentistas como unionistas aprovecharon el homenaje para lanzar sus consignas políticas a favor y en contra de la separación entre Cataluña y España.
En la plaza de Cataluña, donde se realizó la ceremonia con la presencia del rey Felipe VI y el jefe de gobierno Pedro Sánchez, se desplegó una pancarta en contra del monarca: "El rey de España no es bienvenido en los países catalanes", se leía en inglés.
También en la Rambla, escenario principal de la tragedia, colocaron una pancarta reclamando la libertad de los políticos independentistas presos. "Sin ellos, este acto es una estafa", decía.
Del otro bando, grupos de unionistas desplegaron banderas españolas durante el homenaje, recibiendo al monarca con gritos de "viva el Rey" y "viva España".
"Ha sido una auténtica vergüenza, una pena. El protagonismo al final se lo han llevado otros y no las víctimas", lamentó José Vargas, presidente de la asociación catalana de víctimas del terrorismo.
La unidad "nos hace fuertes"
En este clima, Pedro Sánchez insistió en Twitter en la necesidad de "la unidad de toda la sociedad española" que "nos hace fuertes contra el terror y la barbarie".
El doble atentado de Barcelona y Cambrils, que dejó 16 muertos y más de 100 heridos, consternó a España, pero quedó eclipsado rápidamente por el intento fallido de independencia de Cataluña en octubre.
La tensión floreció nuevamente por la presencia en el homenaje de Felipe VI, que ya había sido abucheado en una manifestación de rechazo a los atentados hace un año.
Su duro posicionamiento en contra de los independentistas durante esa crisis lo convirtió en persona ingrata para los separatistas y algunas asociaciones organizaron homenajes paralelos para no coincidir con él.
Para evitar más tensiones, el ayuntamiento de Barcelona organizó un homenaje sobrio, sin discursos oficiales, cediendo el protagonismo a las 200 víctimas presentes, entre familiares de los fallecidos y heridos.
En él, se leyó un poema del inglés John Donne en los idiomas de las diferentes víctimas y se interpretaron varias piezas musicales.
Antes, familiares de las víctimas hicieron entre aplausos una ofrenda floral en el mosaico del artista catalán Joan Miró en plena Rambla, donde terminó el mortífero recorrido de la furgoneta conducida por Younes Abouyaaqoub.
La tarde del 17 de agosto de 2017, el vehículo entró en la Rambla repleta de turistas y se abalanzó a gran velocidad contra la multitud, haciendo eses para atrapar al mayor número de personas posible.
Catorce personas murieron, entre ellas un australiano de 7 años y un español de 3, y más de cien resultaron heridas.
Cuatro días más tarde sería abatido por la Policía, pero en su huida mató a otro joven para robarle el coche.
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