El New York Times investigó la base de datos de un millón de celulares y lo que encontró, para muchos, es una “violación a la privacidad”.
Bajar una aplicación en el celular puede ser un arma de doble filo: al final del día pocos saben cómo se venden y se comparten los datos.
“Todas las aplicaciones que uno baja y carga a su teléfono tienen la posibilidad de grabar su localización y hacerlo continuamente”, explica Lawrence Embil, experto en ciberseguridad del condado Miami Dade.
En la investigación del New York Times, una profesora escolar descubrió que una aplicación recopiló su información de localización 800 veces en un solo día: desde que salió de su casa hasta su lugar de trabajo, identificó su visita a un dermatólogo y su ida al gimnasio.
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En 4 meses, su ubicación fue grabada 8.600 veces; más o menos una vez cada 21 minutos.
“Cuando las aplicaciones son gratuitas nosotros somos el producto, cuando usted baja las aplicaciones le está dando permiso de usar esa data”, dice Lawrence Embil.
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Y es que las empresas analizan los datos para venderlos a anunciantes. Dicen que no les interesa la identidad del usuario, sino el patrón de sus movimientos, pero quienes tienen acceso a los datos en bruto podrían identificar a una persona sin su consentimiento.
“Yo creo que la mayoría bajamos las aplicaciones sin saber a lo que nos estamos exponiendo y, de hecho, yo ni me imaginaba que pudieran saber paso a paso todo. toda mi vida”, dice Eglis Álvarez, una usuaria.
Según New York Times, en Estados Unidos, por lo menos 75 empresas reciben datos de localización precisa de usuarios, varias compañías rastrean hasta 200 millones de dispositivos móviles y, en algunos casos, la ubicación de los usuarios se actualiza más de 14.000 veces al día.
El negocio de la información recopilada genera 21 mil millones de dólares en ventas.
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Aunque existe la posibilidad de desactivar la opción de localización del teléfono celular, en muchos casos se perdería la funcionalidad de las aplicaciones.