Tras varias horas de plenarias a puertas cerradas, los líderes fueron llevados a la sala principal del Teatro Colón en Buenos Aires para “disminuir la presión”.
Los presidentes del G20 y el resto de altas autoridades que llegaron a Buenos Aires cambiaron las largas reuniones y deliberaciones del primer día de la cumbre por la alegría de un espectáculo de tintes argentinos en el emblemático teatro.
El alcalde de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, junto a su esposa, Bárbara Diez, fueron los encargados de recibir en el vestíbulo del teatro, uno a uno a los invitados, hasta que se sumaron a ellos, como anfitriones, el jefe de Estado argentino, Mauricio Macri y la primera dama, Juliana Awada.
Entre los invitados más destacados, la familia Trump. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump; junto a su esposa, Melania; su hija Ivanka y el esposo de esta, Jared Kushner, llegaron sonrientes, saludaron a los anfitriones y se hicieron fotos junto a ellos.
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También la canciller alemana, Angela Merkel, en su primer acto en Argentina junto a sus homólogos tras haberse retrasado su llegada al país por un inconveniente con el avión que la iba a llevar a Buenos Aires.
No faltaron el presidente chino, Xi Jinping, y su esposa, la cantante de folclore Peng Liyuan; los franceses Emmanuel y Brigitte Macron; los canadienses Justin y Sophie Grégoire Trudeau; los turcos Recep Tayyip y Emine Erdogan y el jefe de Gobierno de España, Pedro Sánchez, al ser ese país invitado permanente del grupo.
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Solas fueron la primera ministra del Reino Unido, Theresa May; la reina Máxima de Holanda y la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde.
Y solos, el mandatario ruso, Vladímir Putin; el príncipe heredero saudí, Mohammed Bin Salman, y el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.
Todos ellos bromearon a su llegada con el matrimonio Macri.
En la foto de familia, Merkel se ubicó con los Xi a un lado y Putin al otro; el matrimonio Trump con la pareja Macri a la izquierda y el primer ministro japonés Shinzo Abe y su esposa, Akie, a la derecha.
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Por su parte, el príncipe saudí, envuelto en el escándalo por la investigación por el crimen de un periodista en el consulado saudí en Turquía, se colocó, en un extremo, con el primer ministro de Jamaica, Andrew Holness, que llegó al G20 en representación de la Comunidad del Caribe.
Una vez inmortalizada la imagen, los líderes -entre ellos también el presidente de la FIFA, Gianni Infantino- accedieron a sus localidades para presenciar el espectáculo cultural, que según la Presidencia argentina busca sintetizar la identidad del país.
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Se trata de una función de "Argentum", con la dirección artística de Ricky Pashkus, con gran despliegue tecnológico, 84 bailarines que fueron saliendo a escena, 75 músicos en vivo y artistas invitados.
Durante 40 minutos, se invitó a los presentes a vivir una experiencia "que acerca toda la riqueza de los paisajes y climas, de la flora y la fauna, de los recursos naturales, de los productos de la tierra, de la mano del hombre, de la diversidad étnica, cultural y artística de cada una de las regiones argentinas".
Luego del espectáculo, que acabó con Macri emocionado y sin poder reprimir las lágrimas, y con fuertes aplausos de los líderes y sus acompañantes, todos accedieron al Salón Dorado para disfrutar de una cena, con un menú que incluye platos típicos argentinos y una selección de vinos de diferentes zonas vitivinícolas del país: el Norte, la Patagonia y Mendoza.
El Teatro Colón, considerado una de las salas de ópera más importantes del mundo, a lo largo de su historia ha servido como escenario para artistas de la talla de Enrico Caruso, Maria Callas, Plácido Domingo y Luciano Pavarotti, entre otros.
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Durante dos días, los líderes de las 20 principales economías desarrolladas y emergentes del mundo debaten en Buenos Aires sobre los temas más relevantes de la agenda global, marcada por las tensiones comerciales entre Estados Unidos y potencias como China.
Las intensas medidas de seguridad -más de 22.000 agentes federales, más todos los efectivos que traen consigo los líderes- han dejado una Buenos Aires sitiada, con las principales avenidas anexas al lugar de la reunión cortadas y gran parte de servicios públicos suspendidos.
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Las discusiones de los líderes culminarán el sábado, momento en que Buenos Aires recuperará la normalidad.
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