El presidente de Venezuela aseguró, además, que ganó por “nocaut” a Henri Falcón, quien no reconoció los resultados.
Nicolás Maduro fue reelegido hasta 2025, en unos cuestionados comicios desconocidos por la oposición y buena parte de la comunidad internacional.
Maduro obtuvo 5.823.728 (67,7%) sufragios de un total de 8.603.936 votos, contra 1.820.552 (21,2%) del exchavista Henri Falcón. El principal rival del mandatario pidió que se repitan las elecciones.
Esta elección -la más baja en la historia del país-, estuvo marcada por denuncias de "chantaje" por parte de Falcón y el candidato del tercer lugar, el pastor evangélico Javier Bertucci.
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En algunos sectores de Caracas, bastión opositor, se escucharon cacerolazos en protesta.
Falcón y Bertucci denunciaron que Maduro coaccionó a los electores con los "puntos rojos", carpas donde el partido socialista registró a los votantes a través de un carné necesario para recibir ayuda social.
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"No reconocemos este proceso electoral como válido, como cierto, para nosotros no hubo elecciones. Hay que hacer nuevas elecciones en Venezuela", dijo Falcón, quien propuso como fechas octubre o diciembre próximos.
"Aumentar la presión"
Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea (UE) y una docena de países latinoamericanos sostienen que la elección no es justa ni transparente y acusan a Maduro de socavar la democracia.
Chile desconoció este domingo los resultados y acusó a Maduro de instaurar una "dictadura".
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El presidente aseguró que le "resbala" que le digan "dictador" y advirtió que hará "respetar aquí y en el mundo (...) la voluntad del pueblo", y exigió cesar la "feroz campaña" internacional en su contra.
Casi todo el círculo del gobernante está sancionado por la UE y Washington, que recién sumó al número dos del chavismo, Diosdado Cabello, a su lista de 70 autoridades venezolanas sancionadas -incluido Maduro-.
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"La farsa de las elecciones no cambia nada", aseveró este domingo el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo.
Estados Unidos, al que Venezuela vende un tercio de su producción de crudo, prohibió a sus ciudadanos negociar deuda venezolana y amenaza con un embargo petrolero.
"Donald Trump está decidido a aumentar la presión", cree el internacionalista Mariano de Alba.
Pero Maduro confía en que esos gobiernos finalmente lo reconocerán, así como en el apoyo de China y Rusia y de la, hasta ahora incondicional, cúpula militar.
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"La crisis es tan severa que puede provocar o una fricción dentro de la alianza cívico-militar gobernante o una ruptura social de mayor escala", advirtió Crisis Group.
Economía venezolana
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El país sufre una de las peores crisis de su historia, con una severa escasez de alimentos y medicinas, y un altísimo costo de vida. Cientos de miles emigraron en los últimos cuatro años.
Venezuela está en ruinas: El FMI estima la caída del PIB en 15% y la hiperinflación en 13.800% para 2018. El país y la petrolera PDVSA están en default parcial desde 2017 y la producción de crudo cayó al peor nivel en 30 años.
"La economía que tenemos hoy no nos sirve porque fue infectada de neoliberalismo", dijo este domingo Maduro, sindicalista de 55 años en el poder desde 2013, prometiendo cambios para traer "prosperidad".
El mandatario se beneficia de los leales al fallecido Hugo Chávez (1999-2013) y de la dependencia de sectores populares de programas sociales y clientelistas. Muchos viven de la caja de alimentos subsidiados que vende el gobierno.
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Maduro culpa de la debacle a esa "guerra de la derecha" aliada con Washington, pero sus adversarios le atribuyen un desastroso manejo de la economía.
En varios países, migrantes venezolanos realizaron pequeñas protestas contra los comicios. En el Vaticano, el papa Francisco oró para que Venezuela encuentre "el camino de la paz y la unidad".
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