Un líder comunitario explica, además, que el aumento del pie de fuerza es nulo porque no reconocen la cantidad de habitantes en el municipio.
Soacha colinda con Ciudad Bolívar y Bosa. A pesar de que hay una línea territorial que los divide, esta frontera se hace invisible cuando de delincuencia se trata.
“La dosificación de las sustancias psicoactivas se da en esas ollas que están en los límites”, explica Andrés Nieto, analista en seguridad.
Y es que la principal amenaza que siente la comunidad es el acercamiento que estas estructuras delincuenciales, dedicadas a la venta de droga, han realizado con la población más joven.
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Según los expertos, en Soacha habría influencia de grandes bandas criminales apalancadas por el narcotráfico. Estas estarían vinculadas a las cruentas casas de pique que hasta hace unos años eran propias de la temible calle del Bronx en Bogotá.
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