Preste atención si los menores se quejan de dolores en extremidades o articulaciones. Una detección temprana sí hace la diferencia.
“Hay que tener en cuenta que a los niños no tiene por qué dolerles una extremidad. Hay que estar muy atentos si un niño se comienza a quejar, una rodilla, por ejemplo, o si empieza a presentar cojera”, explica Luis Carlos Gómez, ortopedista oncólogo.