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En las entrañas de una UCI: médicos van cama a cama en una lucha mortal contra el COVID-19

Cubiertos en su traje blanco, llevan medicina y aliento a los contagiados. “Esto es en serio, a diario vemos cuantas personas están muriendo”, dicen.

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Aunque puede sonar a cliché, en este caso no lo es: todos los días los trabajadores de la salud de la unidad de cuidados intensivos del Hospital El Tunal se arman de valor y pasión para enfrentarse al coronavirus.

Reconocen que viven acalorados y el traje no es cómodo, pero es parte de lo que deben soportar para brindar la atención necesaria.

Fernanda Castañeda, enfermera jefe, ve con tristeza que muchos se toman la pandemia como un chiste.

“La gente sale, hay aglomeraciones, no tienen las precauciones correspondientes, no usan tapabocas; ahí es donde está el contagio, no está aquí en el hospital. Nosotros finalmente nos estamos protegiendo, pero los que están afuera, los que tienen contacto estrecho y no miden la distancia correspondiente, es allí donde está el riesgo”, dice.

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Y es que la indisciplina social tiene a las UCI cerca del 50 % de ocupación, según datos del observatorio de salud de Bogotá.

“No es una situación amena estar en una unidad de cuidados intensivos, donde están conectados a muchas máquinas para mantenerlos con vida”, agrega la enfermera Castañeda.

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El protocolo sanitario es estricto: mientras los médicos y enfermeros revisan el estado de los pacientes, otro grupo de colaboradores hace el trabajo de limpieza. Con sus trajes blancos puestos, desinfectan todo para eliminar el COVID-19 de las superficies y de sus cuerpos. El lavado de manos del personal es constante.

Así, los profesionales de la salud visitan a cada paciente: los inyectan, les ponen tubos respiradores, miden el pulso y al final les dan aliento en esta dura batalla contra un enemigo silencioso.

Fernanda Castañeda sostiene que su misión también consiste en transmitirles tranquilidad.

Ahora solo esperan que en las calles de la capital la gente se cuide y paren de llegar pacientes enfermos con coronavirus.

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Pero mientras eso pasa, celebran historias como la de Ana Cáceres, de 68 años. Ella trabajaba en el área de facturas atendiendo público en un hospital y se contagió.

Terminó en la UCI de El Tunal y gracias a los cuidados del personal médico se salvó.

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Duró 30 días resistiendo al coronavirus; por fortuna salió en calle de honor, entre risas y aplausos.

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