El primero, implantado a un sacerdote ecuatoriano, pesaba 55 kilos y funcionaba con una batería de carro. Ahora es de 10 gramos. Lo desarrolló Jorge Reynolds.
Actualmente se trabaja en un dispositivo del tamaño de un grano de arroz que no tenga cables, que funcione gracias a la energía del propio corazón y que pueda ser monitoreado a distancia.
Las enfermedades del corazón son la principal causa de muerte en el mundo y en Colombia, en 2017, afectaron a más de 5 millones de personas.
Updated: septiembre 28, 2018 05:23 p. m.