Aunque su aparición es más frecuente a partir de los 40 años, se debe estar atento a cualquier dolor de articulaciones sin importar la edad.
La idea es que en el momento en que se empiecen a presentar síntomas persistentes e inexplicados se realicen pruebas de sangre y de imágenes que permiten hacer el diagnóstico e iniciar el manejo, a cargo de un médico reumatólogo.
Los dolores articulares pueden presentarse por trauma (golpe), infecciones, desgaste o enfermedades como el lupus, la gota o la artritis reumatoide.
La artritis es una condición crónica con la que se debe aprender a vivir y que afecta también el corazón, los ojos y la piel.
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Típicamente en estos casos hay dolor, inflamación, rigidez y poco a poco deformidad de las articulaciones, limitación para el movimiento y actividades cotidianas.