La historia de esta madre que vio morir a sus tres hijos inició siendo muy joven, con la partida de su primer bebé.
“Fue durísimo, además, devolvámonos que teníamos 18 y 22 años, pero en ese momento con solo mirarnos la respuesta que le dimos al médico fue ‘déjelo ir doctor, déjelo ir’”.
Pero la vida les trajo a ella y a su esposo a Mateo, que nació cuatro años después.
“Es un bebé completamente diferente, gordo, a los nueve meses totalmente formado, con un embarazo perfectamente normal y empieza la vida, como que aquí ya todo se compuso, el bebé precioso que paraba tráfico”, recordó.
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Después llegó Alejandra, una niña extrovertida que amaba ir al colegio y bailar con sus amigas.
Y cuando parecía que la vida les daba una tregua y recuperaban la felicidad perdida, recibieron un golpe devastador, que comenzó cuando la niña, ya con 11 años, empezó a sentirse mal de salud y fue llevada tres veces a la Clínica Shaio.
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La diagnosticaron por error con gastritis , pero después de varios exámenes descubrieron que tenía diabetes tipo 1 y en ese momento su estado de salud comenzó a empeorar.
“Entro yo a cuidados intensivos, la están trasladando en camilla para hacerle un tac cerebral y me voy por el pasillo acompañándola en el trayecto. En la mitad del trayecto, Alejandra abre los ojos, me ve, me dice ‘mamá, me duele mucho la cabeza’. Me retiran del sitio, me sacan a mí del sitio obligada y ahí fueron las últimas palabras que yo oí de mi hija”, contó sobre ese momento.
Y mientras Eveline le decía adiós a su segunda hija arrancó una nueva batalla con Mateo, que tenía cáncer.
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“Lo que encontraron fue los dos pulmones completamente metastásicos. Y empieza ahí la lucha de quimioterapias. Otra vez, esta cadena de oraciones esperando un milagro”, dijo.
En marzo de 2014, mientras Mateo continuaba guerreando por su vida, Eveline sufrió un golpe inesperado.
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Al ir al apartamento de su papá lo encontró “en su cama, sin vida, infartado, muerto, ya en ese momento yo me derrumbé”.
Y como si su desgracia no fuera suficiente, Mateo fue hospitalizado por una neumonía y murió el 5 de abril de 2014.
Fueron años de mucho dolor y tristeza, con más preguntas que respuestas. Evelyn aprendió a lidiar con el duelo y, afirma, sus hijos “me enseñaron para dejar de sufrir y poder vivir bien mientras estoy acá, mientras está este paso temporal poderlo hacer bien y es volver a rediseñar tus creencias, tus mitos”.
Por eso, quiso plasmar sus aprendizajes en el libro ‘Seres de paso’, que se lanza el próximo 26 de agosto.
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“Es un proceso de introspección absoluta, aquí no vamos a entender qué paso afuera, porque son preguntas que no van a tener respuesta, pero voy a mirar qué está pasando conmigo porque ahí si tengo forma de actuar”, dice sobre su obra.