Estudiantes, campesinos, indígenas, trabajadores y otros colectivos se unieron por la carrera séptima en su camino hacia la Plaza de Bolívar.
Con las primeras horas de la mañana pequeños grupos de estudiantes universitarios se fueron concentrando frente a sus universidades.
Sobre las nueve de la mañana, la carrera séptima se fue llenando con los estudiantes javerianos y de la Universidad Distrital que marchaban unidos hacia el centro de la capital.
La marcha fue avanzando, y las principales vías se fueron pintando de colores diversos entre pancartas y banderas de Colombia que o se llevaban puestas o se ondeaban.
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Al tiempo, grupos de jóvenes artistas hacían sus coreografías coreando mensajes de paz. Otros decidieron protestar en silencio.
Desde el aire se vio avanzar la marcha hacia el Parque Nacional, en la que se destacaba una inmensa bandera de la organización indígena ONIC.
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En tierra, sobre la vía, un flautista se abría paso marcando el ritmo de los caminantes.
Era el canto de la protesta campesina, de una Colombia de mil regiones. El ritmo fuerte de los jóvenes se fue abriendo paso, los marchantes alzaban sus mensajes que pedían por la vida de los líderes y el derecho al trabajo digno.
Todos estuvieron presentes, las mujeres trabajadoras también hicieron sentir su voz en la mañana bogotana.
Con el paso de las horas y las primeras lluvias, un manto de sombrillas cubrió la plaza mientas el eco de mil voces hablaban de reclamos y protestas contra el gobierno.
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