Erika tenía 25 años, José 28. Eran contemporáneos, estaban enamorados y compartían algo más que el Guzmán, su primer apellido.
Erika y José trajeron al mundo a dos niños, uno de 8 y otro de 10 años; vivían en el mismo techo, una casa en el barrio La Milla II, en Puerto Berrío (Antioquia), y tenían un enemigo en común.
“Había un problema con ella. Le manifestaron que tenía un plazo de un solo día”, dijo uno de los allegados a las víctimas.
En ese tiempo, el asesino cumplió su sentencia; irrumpió en el hogar de los Guzmán desenfundó un arma de fuego y la accionó en repetidas ocasiones. Primero atacó a Erika y luego a José, quien trató de intervenir para defenderla.
Los hijos de la pareja tuvieron que soportar ese infierno.
Fue el pasado 8 de marzo.
Al conocer lo sucedido, algunos vecinos suyos acudieron al lugar. Trataron de socorrer a los esposos, pero ya era tarde. Erika y José murieron en el acto.
El asesino intentó huir. Pero los vecinos, ávidos de venganza, lo detuvieron. Intentaron lincharlo, y la Policía, cumpliendo con su deber constitucional, lo protegió y ahora investiga para que se haga justicia.
Según Julián Arboleda, secretario de Gobierno de Puerto Berrío, ya hay indicios de qué fue lo que motivó el asesinato de Erika, que se dedicaba al cuidado de sus niños y a las labores de su hogar, y José, que se ganaba la vida como obrero.
Sin embargo, no revela detalles.
Los vecinos aseguran que el hombre que acabó con la vida de los Guzmán era uno de ellos. Que lo hizo porque estos no habían cumplido con el plazo que había fijado para pagar una deuda de 800 mil pesos. Que era un militar.
Pero la justicia espera. Quiere tener certeza.
Updated: marzo 10, 2016 01:35 p. m.