Dos policías que pertenecen a los carabineros de Bogotá escucharon un lamento que los alertó. Uno de ellos se acercó hasta una de las corrientes de agua del río Arzobispo, donde estaba un perrito atrapado y pidiendo ayuda.
Sin pensarlo y sin tener los elementos para ingresar a las aguas comenzó el improvisado rescate. Con una soga buscaron amarrar al perrito atrapado que en ocasiones se tornó agresivo, probablemente por causa del mismo miedo.
Después de varios intentos uno de los policías logró sujetar al perrito atrapado, fue allí donde el otro uniformado intervino para sacar al canino del lugar.
Un empujón sirvió para finalizar el rescate y convertirse en héroes anónimos, y sin querer encontraron un nuevo amigo.
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