“¡Mira a ‘Jenrito’, mira a mi hijo!, ¡Ay, qué lindo!”, exclamó entre lágrimas, María Elena Vidal, la madre de Enrique, un migrante ilegal de Cuba, al verlo por un ipad.
“Te amo mucho mami”, respondió el hombre al verla, al tiempo le tiraba besos.
Y luego agregó “Espero pronto estar contigo mi reina”.
Ella estupefacta le dijo “no sabes cuánto lo deseo, mi preciocito. Los amo a los dos tantio estoy loca porque vengan”.
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Enrique terminó el dialogo diciendo a su madre que confiara en Dios.´
Él es uno de los cubanos que hace dos meses está en Turbo y quien no tiene en mente regresar a su país.
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El desespero y la incertidumbre invaden a los miles de migrantes de distintas nacionalidades que han quedado atrapados en Turbo, Antioquia, luego del cierre de la frontera con Panamá, cerca de 60 cubanos aseguraron que prefieren irse a la selva ante el anuncio de su deportación, hecho por el gobierno colombiano.
Brotes, malos olores, escasez de agua, hacinamiento, desolación, así es el panorama que se vive en el albergue de Turbo, donde cientos de migrantes ilegales permanecen desde hace tres meses, debido al cierre de la frontera con Panamá.
La Defensoría del Pueblo reveló que hay 24 niños enfermos y 12 mujeres embarazadas, quienes están viviendo en condiciones inhumanas.